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 [Cultura] Erase una vez un dragón bueno

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MensajeTema: [Cultura] Erase una vez un dragón bueno   [Cultura] Erase una vez un dragón bueno EmptyMar Abr 27, 2010 11:27 am

[Cultura] Erase una vez un dragón bueno Eraseunavezundragnbue

    Erase una vez un dragón bueno que había aprendido a leer. Conocía las palabras y quería comunicarse con las personas pero no podía por más que lo intentaba. Cada vez que abría la boca un rugido salía y si se esforzaba por explicarse un fogonazo daba. Quería explicarles que él no era el dragón malo de los cuentos, pero la gente le tenía miedo y se asustaban al verlo, así que el pobre dragón tenía que vivir una vida solitaria escondido en la montaña. Solo bajaba al pueblo a robar libros de la biblioteca.

    En aquel pueblo vivía una princesa de cabellos rojizos y un día que el dragón salió a cazar al bosque la vio y de ella se enamoró. Cada tarde, a la misma hora, la princesa salía a pasear solita por el bosque cercano a la montaña y el dragón bueno la miraba escondido para no asustarla.

    Una de esas tardes, persiguiendo a un conejito, se perdió la princesa y sin quererlo se vio amenazada por la penumbra del atardecer y los aullidos de una manada de lobos hambrientos que la acechaban. La princesa corría, la princesa lloraba, pero no encontraba la salida de ese bosque que se cerraba. Se golpeaba los brazos y las piernas con las ramas y cada vez los aullidos se oían más cercanos.

    Finalmente los lobos le dieron alcance y la rodearon, ya iban a atacarla, y la princesa asustada al intentar huir se golpeó fuertemente con una rama y caía desmayada. En ese momento apareció el dragón bueno y se interpuso entre las fieras y su presa para disgusto de los lobos hambrientos. Pero tal era el hambre de aquellas bestias, que al dragón atacaron y lo mordieron, pero no pudieron con él y el dragón uno a uno los fue acobardando haciéndolos huir.

    La princesa seguía sin sentido, yacente en el suelo. Al finalizar la batalla el dragón la cogió con delicadeza y la llevó a su cueva en la montaña. Allí le estuvo curando las heridas, allí la estuvo sanando, siguiendo las instrucciones de un libro de medicina. Pasaron dos días y la princesa seguía dormida.

    En el pueblo, mientras, estaban preocupados. Sabían de la existencia del dragón y temían que la princesa hubiera caído en sus manos pero ninguno se atrevía a ir a enfrentarse con él. Así que pusieron un anuncio en los tablones públicos del reino solicitando la ayuda de algún caballero. Y al siguiente día se presentó Sant Jordi, con una brillante armadura y una larga lanza puntiaguda.

    Solo, el caballero marchó a la búsqueda del dragón. Lo encontró delante de su cueva, vigilando que nada malo le pasase a la princesa. Al verlo, Sant Jordi se armó de valor mientras el dragón se ponía de pie e intentaba explicarle que la princesa estaba en la cueva inconsciente. Pero de su boca solo salieron horribles sonidos que casi asustaron al valiente caballero. El dragón intentaba hacerse entender, pero no hubo manera, ahora salía también de su boca llamaradas de fuego.

    Sant Jordi bajó la visera de su casco dispuesto a enfrentarse al dragón, aunque no tenía claro como le vencería. Entonces la princesa, que acababa de despertar, salió de la cueva con un libro en la mano y al ver al dragón dio un grito de espanto. El dragón, al oírla, se giró feliz de verla despierta. El caballero aprovechó el momento y con firmeza avanzó con su lanza apuntando al corazón del dragón.

    Se oyó el terrible lamento del dragón bueno en el momento en que la lanza del caballero le atravesaba el corazón. El dragón murió al instante, y lo último que vio fueron los cabellos rojizos de la princesa. Cuenta la leyenda que de la herida del dragón salió una rosa roja, que el caballero arrancó ofreciéndosela a la princesa. La princesa, que llevaba en sus manos uno de los libros que tenía el dragón en su cueva, se lo ofreció al caballero. El libro se llamaba "Erase una vez un dragón bueno".

    Gusito
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