[Role Play] Los Arcanos del Tarot recorren Castilla

Admin Cantidad de envíos : 346 Fecha de inscripción : 22/07/2009

Un campanilleo de cascabeles se escucha en el silencio. Una figura vestida de mil colores surge de la nada. Con su hatillo al hombro brinca, brinca, y un perro ladra siempre a su alrededor, es El Loco. Por la expresión de su cara no sabemos si está triste o alegre, si es sabio o ignorante, si es joven o anciano. Dando brincos se dirige de un lado a otro, como una bailarina. En su locura dice verdades que puede que sean incomprensibles para las mentes racionales de quienes están demasiado acostumbrad@s a escuchar mentiras adornadas de verdad. Él es el encargado de abrir la puerta de la imaginación.

Se ha desplegado la baraja. Cartas que vuelan en busca de am@s que les den vida. Palomas mensajeras recorriendo los cielos deparan fortunas diversas. Una carta que trae una carta, ¡qué paradoja! El Loco trae un mensaje, y se ha de dejar que éste fluya. Él es el guía de la ruta de las nuevas experiencias a las que hay que enfrentarse. Es una invitación a la aventura, a lo desconocido, a aquello que parece no tener sentido, ni lógica ni razón.

El Loco ríe, los demás tiemblan. Entre el día y la noche los arcanos recorren la tierra. Ocultos tras las máscaras se indaga y se conspira en los caminos. Alguien desea acabar con la vida de los que se aman, su sangre es susceptible de ser derramada. Los Enamorados, siempre enfrentados a diversas dualidades, que se debaten entre lo masculino y lo femenino, entre la razón y la pasión, entre la brutalidad y la sensibilidad, todo en uno, ahora tienen un nuevo reto, su equilibrio interior se pone a prueba, han de saber escoger a la hora de buscar aliados.

¿Y quién es ese que desea derramar su sangre? Es un anciano. En sus manos lleva un farolillo, su luz ilumina la oscuridad circundante. En la otra mano un cayado sobre el que se apoya. Dicen que es un sabio y, sin duda, su sabiduría viene de la experiencia de su larga vida. Su contemplación transmite paz, armonía y silencio, un silencio que se ha ido acumulando en él con el paso de los años. No es otro que aquél que vive en soledad, El Ermitaño, que ha abandonado su refugio, a quién la soledad y el paso del tiempo ha despertado en él el resentimiento y su alma no descansará hasta acabar con la vida de aquellos que se aman, pues la pasión de la juventud, del amor, ahora que se encuentra en el otoño de su vida, hace ya tiempo que le ha abandonado. Por ello quiere acabar con lo que le tormenta, con aquello que llega una y otra vez a su recuerdo.

El resto de Arcanos no estarán impasibles ante la tragedia que se avecina. Cada uno jugará sus cartas. El Sol, el disco solar, aparece cada nuevo día. Él, el portador de la vida. Con su luz pretende iluminar todos los rincones de la tierra, pero tal vez no sabe, desconoce, que es él mismo el causante de las sombras que se ciernen sobre los caminos, pero sombras más oscuras parecen crecer amparadas por la noche bajo la luz tenue de La Luna. Muchos la rehuyen, en su reino todo es confusión, y sin embargo ella podría iluminar a los confusos con sus intuiciones, pero las intuiciones no siempre conducen al camino correcto. ¿Cómo saber cuál es el camino correcto? Tal vez, quien está en peligro debería mirar el cielo, ahí están, en la penumbra de la noche, Las Estrellas, contenedoras de conocimiento. Y bajo el cielo, El Mundo, escenario de todos los avatares de la vida, ofrece la consciencia de lo que sucede. Él fue el primero en manifestarse tras El Loco saltarín. Alguien necesita ayuda.

El Diablo, qué tenebroso, su sola mención produce temor e inquietud, ya ha empezado a correr de aquí para allá, engaña, confunde, oprime y tienta con los deseos, ambiciones y vicios más oscuros, la lujuria, la avaricia, la soberbia y tantos y tantos otros. Dicen que tiene tratos con El Mago. ¿Quién es ese? Todos lo conocen desde niño. Él seduce con sus trucos, con sus ilusiones, con sus engaños. Junto a este ilusionista está La Fuerza. Ahí la veis, elegantemente vestida, toda ella movimiento. No necesita demostrar nada, su poder está en su interior.

La Suma Sacerdotisa, con su pasividad invita a reflexionar, invita a guiarse por la intuición. El Sumo Sacerdote, que es el puente entre el ser humano y lo divino, transforma esa intuición en palabras, el mecanismo mediante el cual se interioriza lo que está en el exterior. El Emperador es índice de perseverancia, poder, realización y estabilidad; trae orden y estructura, el sentido lógico y racional. Forma junto a La Emperatriz un complemento perfecto, ella que es la naturaleza en su máximo esplendor, ella que habla con fuerza del poder del amor.

A merced de las circunstancias parece encontrarse El Colgado, solo e indefenso, sin embargo, debería de aprovechar su situación, su particular manera de ver las cosas, pero parece haber decidido ya aliarse con La Muerte. De ésta, su esqueleto impresiona y asusta, su presencia tiene a todos aterrorizados, nadie escapa a ella. Gira mientras tanto La Rueda de la Fortuna, vida-muerte-vida, ella representa el azar, los golpes del destino, aquellas circunstancias ajenas, el libre albedrío. Ni siquiera El Carro, que representa la independencia, que él mismo sugiere la idea de movimiento, y que es una invitación a viajar por territorios inexplorados, escapa a la diosa Fortuna.

Una mujer sostiene una balanza en una mano, en la otra una espada, es La Justicia, que intenta distinguir el bien del mal, lo que es justo de lo que no lo es. La Templanza le podría aconsejar actuar con serenidad, con paciencia, encontrar la justa medida en el momento propicio. Mientras, El Juicio espera juzgar a cada cual según sus actos al finalizar esta tragedia.

En medio de todo esto, La Torre, que debería dar protección, seguridad, no se encuentra en condiciones de garantizar nada, pues ella, que representa todo lo material, lo físico, nada puede hacer ante las pasiones que recorren estos días Castilla.

Ya resuena el alegre tintineo de los cascabeles, las cartas están sobre la mesa.

Sangre_de_Castilla

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